El tabú divino: Cómo ser ignorante sobre la fe
El tabú divino: Cómo ser ignorante sobre la fe

El tabú divino: Cómo ser ignorante sobre la fe

Es posible que haya escuchado este punto de vista en varias formas: «No hablamos de religión». «La religión está determinada culturalmente». “Mi vida está bien como está”. “La fe es un asunto personal”. (Estás entrometiéndote al hablar de eso.)

Por supuesto, ¡la fe en Dios es un asunto personal! Cada persona tiene su propia relación con Dios y las relaciones son personales. Sin embargo, lo que a menudo se quiere decir es que el tema de una relación con Dios es privado y no debe ser discutido en público. Esto no es verdad. Hoy en día muchas personas se sienten más cómodas hablando de su vida sexual que hablando de Dios. Este es un desarrollo social desafortunado y hace que sea muy difícil explorar los asuntos de Dios y las consecuencias eternas de una manera abierta y constructiva. Entonces, ¿dónde puedes ir para obtener respuestas? Si sus amigos no son de ayuda, ¿dónde puede acudir para obtener información confiable? (Estaremos encantados de responder a sus preguntas)

La falta de interés en Dios se basa en la creencia de que se puede encontrar significado y propósito en la vida aparte de Dios. Esto es más fácil de creer que el ateísmo e incluye tanto a los que no saben si Dios existe como a los que no les importa. La persona espera que no exista un Dios personal, y no está motivada a investigar. La cuestión de Dios no es interesante ni relevante.

¿Pero tiene eso sentido? Si hay un Dios personal, que creó el mundo, que es eterno y todopoderoso, ¿cómo podría esto no ser relevante para tu vida? Si este Dios lo sabe todo, está consciente de ti y tiene un propósito para tu vida, entonces eso es extremadamente relevante.

¿Podemos conocer a Dios? Bueno, eso depende. Principalmente depende de nuestros motivos. En un sentido, hay evidencia acerca de Dios a nuestro alrededor. El profeta Habacuc escribió que, «Su esplendor cubre los cielos y la tierra se llena de su alabanza.» (Véase Habacuc 3:3, Salmo 8) Pero podemos ser muy creativos al inventar teorías alternativas, cuando estamos motivados. Como escribe el apóstol Pablo en el año 57 d.C.:
“Porque lo invisible de él —su eterno poder y deidad— se deja ver desde la creación del mundo, siendo entendido en las cosas creadas de modo que no tienen excusa. Porque habiendo conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios ni le dieron gracias; más bien, se hicieron vanos en sus razonamientos, y su insensato corazón fue entenebrecido.” (Romanos 1:20-21)

Esta evasión no es nueva, 1000 años antes, el rey David escribió:
Dijo el necio en su corazón:
“No hay Dios”.
Se han corrompido;
han hecho cosas abominables. No hay quien haga el bien.
El SEÑOR miró desde los cielos sobre los hijos del hombre
para ver si había algún sensato que buscara a Dios.
Pero todos se habían desviado;
a una se habían corrompido. No había quien hiciera el bien;
no había ni siquiera uno. (Salmo 14:1-3)

Ya sea que el tonto lo dijera en voz alta o solo en su corazón, vivía como si no hubiera Dios. Note la conexión entre la cosmovisión atea y la motivación, o quizás la habilidad, para hacer el bien. Tenga en cuenta que esta visión del mundo se ve reforzada por la mentalidad de multitud. Se han vuelto “todos”y “juntos”. Cuando estás con otros en un gimnasio maloliente, no notas tu propio olor. “Corrompido” puede significar deshonesto, pervertido o podrido. ¡Observe cómo se describe al Señor Dios mirando, activamente interesado! Él está buscando a “cualquiera” que haga dos cosas: entender y buscar a Dios. ¿Podría eso describirte?

Tal vez te hayas convencido de que no es posible saber nada acerca de Dios. Tal vez el costo personal de aprender acerca de Dios sea alto. Afectará a tu familia, a tus amigos, a tu trabajo. Piensas que es mejor vivir en la ignorancia. Sin embargo, la Biblia dice que usted es «sin excusa». No te escondas detrás de la excusa, «¿Cómo puedo saber cuál religión es la verdadera?» Es posible investigar y comparar las afirmaciones de verdad de varias religiones. ¡Te mereces saber la verdad!

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