Anhelamos ser conocidos profundamente y aceptados, sin ocultar quiénes somos realmente. El amor es una necesidad básica del ser humano. El amor es la base de cualquier relación sólida y duradera, pero la mayoría de los matrimonios de hoy no terminan bien; en Europa cerca de la mitad terminan en divorcio. Mientras viajamos por este mundo, el amor parece incierto, frecuentemente condicional o transaccional. ¿Por qué? Lo que realmente anhelamos es un amor incondicional. Un amor que vemos y sentimos sin importar lo que alguien haga. Anhelamos ser conocidos profundamente, y no tener que esconder quienes somos por dentro para ser amados.
Tenemos problemas para reconocer el amor cuando lo vemos, debido a los muchos amores falsos que el mundo ofrece. Una chica enamorada de un chico porque es un gran atleta puede descubrir que realmente solo ama su popularidad, no su carácter. ¿Qué pasa si otro chico entra en su vida que es más popular o más guapo? Su motivo por la relación es egoísta.
La gente a menudo piensa que el amor es simplemente un sentimiento, pero el amor es mucho más. Si te amo porque eres bien parecido, ¿qué sucede a medida que la edad cambia esto? Si te amo porque contigo me siento seguro, ¿qué pasa cuando ya no me siento seguro? El amor no se pone a prueba en escenarios románticos sino con el tiempo, en situaciones difíciles y circunstancias mundanas. ¿Dónde podemos encontrar el amor verdadero… que dure?
¿Cómo podemos reconocer el amor verdadero, y cuáles son las características? ¿Estarías de acuerdo con la descripción siguiente de amar? El verdadero amor es paciente, amable, confiado, leal, capaz de soportar, protector, esperanzado, educado, comprometido, no exigente, no irritable o susceptible, no envidioso, no jactancioso, no egoísta, no grosero, no guarda rencor. ¿Es eso cierto en tus relaciones? Así es como la Biblia describe el amor. (1 Co. 13)
El amor no es ciego, pero si es un compromiso. A pesar de saber muchas cosas sobre la otra persona, incluyendo sus errores y debilidades, eliges amarlos y cuidarlos. Eso es ciertamente cierto de la mayoría de las madres! Nos cambiaron los pañales y saben lo peor de nosotros y aún nos aman.
Dios es quien nos ama así y puede capacitarnos para amar a otros igualmente. Su amor es un amor que da. “Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo único para que todo aquel que en él cree no se pierda sino que tenga vida eterna.” (Juan 3:16)
El amor de Dios es incondicional y eterno. ¿Como sabemos? Porque te amó antes de que nacieras. ¡Podemos tener una relación con el Creador de los Cosmos! Pero Él nos manda a amar a los demás, incluidos nuestros enemigos. ¿Cómo es posible, mandar a amar, y amar a un enemigo? Esto suena sorprendente, pero amar a los demás nos trae paz y alegría. No somos capaces de amar a los demás en nuestra propia fuerza o habilidad, pero Dios nos puede dar esa capacidad. El amor puede ser una emoción, pero en esencia el amor es una elección.
Cuando amamos, como Dios ama, dejamos de juzgar a los demás, lo cual es increíblemente liberador. Es asombroso cuánto tiempo y energía gastamos juzgando a los demás con respecto a la ropa, la raza, los comentarios, el cabello, la preferencia política, e incluso asta la dieta. Si pasas algún tiempo en las redes sociales, verás todo esto.
Aquellos que han experimentado el amor de Dios están abrumados por él. Cambia toda tu perspectiva de la vida. Jesús enseñó que toda la ley de Moisés podía resumirse en el amor. Ama a Dios con todo tu corazón, alma y fuerza, y ama a tu prójimo como a ti mismo. (Lucas 10:27) Empieza este camino con Dios, la recompensa sera más allá de tu imaginación!
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